Se estima que solo quedan alrededor de 10 días de agua potable para la población de Montevideo donde viven más del 60% de la población y utilizan 80.000 metros cúbicos de agua al día. El pasado 19 de junio el presidente uruguayo decretó la emergencia hídrica para Montevideo y alrededores, y anunció una serie de medidas para paliar la situación.

Un país que mira hacia el río más ancho del mundo y que creía que sus reservas de agua eran infinitas se ve enfrentado a la peor sequía desde que tiene registros hace 74 años, y sus consecuencias no se ven solamente en la producción agropecuaria, sino también en el día a día de más de la mitad de sus 3,5 millones de habitantes.
A Uruguay, que fue el primer país del mundo en incluir en su Constitución que el acceso al agua potable es un derecho humano fundamental, ahora le cuesta cumplir con lo que manda su carta magna..

Salta la pregunta por qué no se tomaron medidas meses antes. La oposición, ha recordado que el expresidente Tabaré Vázquez entregó a su sucesor, Luis Lacalle Pou, el Proyecto Casupá, para construir una represa que podría haber aumentado la reserva de agua dulce. Ese proyecto, asegura el FA, fue desestimado por el Gobierno.

La actual administración, por su parte, está licitando entre privados la construcción de la planta potabilizadora Neptuno, en el sur del país, que abastecería a la zona metropolitana a partir de las aguas del Río de la Plata. Ambas soluciones son de la misma línea, megaconstrucciones, queda el cuestionamiento de que si anteriormente los embalses se secaron y generaron esta enorme crisis porque otras megaconstrucciones tendrían un final diferente.
