Tijuana, 27 de abril de 2024.- El secretario de seguridad ciudadana, Laureano Carrillo, expresó recientemente su sorpresa ante la percepción de inseguridad que prevalece entre los habitantes de la ciudad, a pesar de que las cifras oficiales muestran una disminución en los índices de delitos.
Sin embargo, esta discrepancia refleja un problema más profundo en la relación entre la ciudadanía y las fuerzas policiales. Lejos de generar sensación de protección, la presencia policial se ha convertido en un motivo de temor y ansiedad para gran parte de la población. Un ejemplo emblemático es el caso de la influencer tijuanense Jazz La Peque, quien compartió en una transmisión en vivo su experiencia al ser seguida por una patrulla, situación que le provocó estrés y miedo. Solo al saber que los oficiales la reconocían por su contenido, pudo sentirse segura y aliviada.
Este fenómeno pone en evidencia la creciente desconfianza hacia la policía, que va más allá del riesgo de ser víctima de delincuencia y se extiende al miedo a posibles agresiones por parte de los propios agentes del orden.
Especialistas en seguridad y derechos humanos advierten que las políticas públicas deben enfocarse no solo en reducir las cifras delictivas, sino también en reconstruir la confianza ciudadana mediante una capacitación adecuada de los cuerpos policiales y una vigilancia más estricta de sus procedimientos.
Hasta el momento, los gobiernos locales no han logrado implementar estrategias eficaces para cerrar esta brecha de percepción, lo cual mantiene a la ciudadanía en un estado constante de vulnerabilidad y preocupación.
La necesidad de un diálogo abierto y transparente entre autoridades y población se vuelve urgente para construir un entorno verdaderamente seguro y confiable para todos los habitantes de la ciudad.